Modo de actuación.
El modo de actuación de las prótesis biónicas se basa en que recogen e interpretan los impulsos nerviosos que el usuario envía a la musculatura periférica a través de sensores colocados sobre la piel, en el sistema de encaje protésico, pero también los datos que ofrece el medio externo, a través de los datos que la propia prótesis ofrece durante su funcionamiento.
Estas señales propias y externas son interpretadas mediante un sistema informático integrado dentro de la prótesis, que a su vez devuelve la orden de actuar en el sentido e intensidad necesarios.
Si bien las primeras prótesis biónicas se han enfocado hacia los miembros superiores, debido a la gran cantidad de movimientos finos y proporcionados que se le pueden exigir a una mano, actualmente se están imponiendo también en el campo de la protésica de extremidad inferior. Así, las prótesis biónicas de pierna no solo tienen en cuenta las órdenes emitidas por la musculatura del usuario, sino también las que reciben de la interacción con el terreno, como pueden ser la velocidad de la marcha, longitud del paso, pendiente… teniendo así muchos más datos para responder en fracciones de segundo a las necesidades del usuario en cada momento.
Las contrapartidas que se le pueden achacar al empleo de las prótesis biónicas van disminuyendo poco a poco. Su peso va siendo cada vez más reducido y la necesidad de entrenamiento para su control también se va haciendo cada vez más fácil.
En cualquier caso, tal como ocurre con el resto de prótesis, para el correcto funcionamiento de una prótesis biónica es de vital importancia el sistema de encaje. La parte que conecta la máquina con la persona, que debe ser fabricada de manera óptima por manos bien entrenadas, para garantizar la comodidad del usuario y la correcta transmisión de sus impulsos nerviosos.
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